EL ESTRÉS LABORAL Cómo identificarlo y manejarlo
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante esas situaciones o eventos que pueden representar un desafío en nuestra vida, es la herramienta evolutiva que nos ha permitido llegar como raza humana hasta estos tiempos, ya que es la única forma que el cuerpo tiene para reaccionar, sea luchar, huir o esconderse; es tomar una decisión y una acción para resolver y así ponernos a salvo. En ese sentido es absolutamente necesario liberar cortisol (la hormona responsable del estrés) durante el día para reaccionar y adaptarnos a los acontecimientos de la vida diaria. Sin embargo, en dosis excesivas nos produce una sobre carga de tensión que al final enferma nuestro cuerpo.
Soy Juliana Sierra, médica y fundadora de la Clínica Oxivida y entendiendo la importancia de este espacio en nuestras vidas, quiero escribir acerca del estrés laboral, una enfermedad que tal vez muchos padecen y que pocos se atreven a reconocer porque simplemente normalizaron los síntomas o porque se sienten menos profesionales al hacerlo, así que sin más preámbulos empecemos.
El burnout o el síndrome del trabajador quemado
Haciendo un paralelo, me atrevo a afirmar que el trabajo es como el colegio de los adultos, en este lugar pasamos por lo menos 8 horas de nuestro día, es el lugar donde más socializamos, sin temor a equivocarme la gran mayoría de nosotros ha forjado grandes amistades en este espacio, incluso muchas parejas se han construido por que es en este lugar en donde han coincidido.
El trabajo es el lugar donde ponemos a prueba nuestra preparación, nuestro conocimiento y donde logramos materializar lo que somos capaces de hacer y hasta donde podemos llegar, en compensación a esto recibimos nuestra remuneración económica, y gracias a este ingreso construimos el tipo de vida que soñamos. De verdad, a través de las empresas se genera un tejido social importante. Pero, ¿qué pasa cuando esta relación pierde el adecuado balance?, pues aparece lo que se conoce como síndrome del trabajador quemado o “Burnout”, que en palabras más fáciles de entender es una sensación de carga permanente generada por tu labor, que produce una respuesta y una apatía hacia lo que hago y al lugar en donde estoy.
¿Cómo se siente este desgaste laboral?
Pues tal cual, ya no hay tantas ganas de llegar a trabajar, hay una sensación de pereza por lo que se hace, y en los casos más extremos el cuerpo inicia con signos físicos de agotamiento como dolores musculares o articulares, sobrepeso, mal genio, mal dormir; se desencadenan patologías como la ansiedad, depresión, migrañas, la hormona tiroidea empieza a fallar y para completar el cuadro, el sistema digestivo empieza a chistar.
¿Qué desencadena el estrés laboral y cómo lo podemos manejar?
El estrés laboral puede ser desencadenado por muchas cosas, desde mis propios procesos hasta procesos externos, pero como en lo único que podemos impactar realmente es lo propio, dediquemos este espacio para ampliar más información sobre cómo podemos resolver esto desde nosotros.
El primer paso es reconocer que ya estoy agotado en lo que estoy haciendo y la siguiente pregunta a resolver es si esto es un tema puntual o es un tema de fondo. Por extraño que parezca, todos los seres humanos necesitamos sentirnos realizados, necesitamos sentir que nuestra vida va más allá de nacer, crecer y morir, todos de alguna manera queremos dejar nuestra huella en este mundo, sentir que lo que estamos aportando tiene sentido para alguien o para algo, y que esto va mucho más allá de la remuneración económica. En serio, la batería que se puede recargar de forma infinita es aquella que tiene un sentido más profundo que el de producir dinero. Cuando sientes que tus talentos y tu conocimiento están al servicio de la humanidad, de un bien mayor, lo que necesitas es aprender a descansar, más que parar. Pero si la respuesta es que no, es importante empezar a reevaluar si estas en el lugar lugar correcto, porque la vida es una construcción continua que te reta, cuando logras un objetivo aparece otro y en serio, el siguiente nivel es más complejo ya que es la oportunidad de mantener tu mejor versión. La vida laboral también responde a esa dinámica, pero es muy difícil lograr mantener el nivel que se requiere si hay una parte de ti que se siente vacía y sin sentido.
¿Cómo recuperamos el cuerpo del estrés?
Según la RAE1, descansar es reparar las fuerzas con quietud, pero reparar el cuerpo requiere quietud, oxigeno, nutrientes, y esperanza para afrontar el proceso, sí, yo sé que suena raro, pero si me sigues leyendo todo va a cobrar sentido.
Todo funciona mejor si se desconecta, incluso nosotros como seres humanos. Por eso es importante tener espacios de tiempo para hacer nada, y si, es nada, dejar que el tiempo pase, sin estar pensando o programando el futuro, es importante regalarnos un espacio de desconexión con el afuera para poder conectarnos con nosotros, con nuestro interior. En ese espacio es ideal respirar de manera consiente, sentir como inspiramos para llevar oxígeno a nuestros tejidos y exhalar lentamente para activar nuestros mecanismos de relajación, darnos la oportunidad de saborear nuestra bebida favorita, estar solo en el momento presente. Afortunadamente contamos con herramientas terapéuticas como la acupuntura o la oxivenación que nos ayudan a lograr ese proceso de relajación de una manera más profunda, además de activar de nuevo las células y cargarnos de energía para continuar.
La alimentación también es otra herramienta que va a preparar de manera significativa nuestro cuerpo. Cuando pensemos en ingerir alimentos, pongamos como prioridad nuestra nutrición más que nuestro deseo, es importante recordar que la energía se produce cuando el oxígeno y los nutrientes se encuentran en la mitocondria, entonces saber escoger que es lo que más me conviene es un acto de amor propio. En esa misma coherencia, las deficiencias nutricionales como el hierro, la vitamina D o el insuficiente funcionamiento de las hormonas tiroideas, podrían ser las responsables de esa sensación de agotamiento físico; y es por esto que considero que un hábito sano es buscar ayuda médica antes de estar enfermo, para que te envié los exámenes correspondientes para entender internamente como se encuentra tu cuerpo. En lo posible que este médico sea un médico alternativo, funcional, biológico o integrativo, ya que estas disciplinas entienden el cuerpo como un sistema y saben cómo llevarlo a su mejor expresión.
Por último y no menos importante es hablar de la esperanza como otra herramienta para enfrentar esta condición. Al inicio hablamos de la importancia del cortisol como sustancia que nos ayuda a movernos para generar cambios, esto sin lugar a dudas es generado por el miedo. Si el cortisol genera sensación de miedo y si esto es de manera permanente, perdemos la capacidad de creer en lo que estamos haciendo, pasamos del orden y la planeación a la necesidad de querer controlarlo todo porque nada va a estar lo suficientemente bien creado para blindarnos de los errores; olvidamos que hemos sido nosotros quienes hemos logrado llegar a este punto y que vamos a encontrar las soluciones correctas a los retos que se nos presenten, pasamos a la insuficiencia porque nada ni nadie va a estar a la altura de nuestros estándares, y con una alta probabilidad de convertirnos en castigadores, perdemos el disfrute de lo que estamos haciendo porque nos sentimos amenazados de manera permanente. Ojo no estoy diciendo que se trata de ser conformistas o de ser cómodos con lo que estamos haciendo, nada de eso, pero cuando es el miedo quien está guiando nuestras acciones dejamos de ver las señales que nos indica que vamos por buen camino, que existen fuerzas más grandes que nosotros que nos cuidan y nos despejan los caminos para lograr hacer esa misión a la cual estamos destinados.